Las autoridades de Washington D.C. han comenzado a retirar el mural amarillo de “Black Lives Matter” pintado cerca de la Casa Blanca, en respuesta a presiones del Partido Republicano. La alcaldesa Muriel Bowser, quien ordenó la creación del mural en 2020 durante las protestas por la muerte de George Floyd, ha enfrentado amenazas de legisladores republicanos de retirar fondos federales a la ciudad si no se eliminaba el mural y se renombraba la plaza asociada.
La decisión ha generado reacciones mixtas: tristeza y rechazo entre algunos residentes y celebraciones por parte de conservadores. La alcaldesa justificó la medida enfocándose en los desafíos económicos actuales y la necesidad de evitar conflictos con el gobierno federal, especialmente tras los recortes de empleo en agencias federales que afectan la economía local.
Este cambio refleja las tensiones políticas y sociales en la capital estadounidense, donde la lucha por la justicia social se entrelaza con las dinámicas de poder federal y local.