El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de un arancel del 25% a todos los automóviles importados que no sean fabricados en el país. Esta medida, que entrará en vigor el 3 de abril, busca incentivar la manufactura nacional y la creación de empleos locales.
La decisión ha generado preocupación en el mercado automotriz, ya que se espera que los precios de los vehículos importados aumenten significativamente, entre 3,000 y 12,000 dólares por unidad, según estimaciones del Capitolio. Además, expertos legales señalan que esta medida podría exceder la autoridad presidencial, ya que la regulación del comercio exterior es competencia del Congreso.
La Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU) ha expresado su oposición a la orden, argumentando que podría privar del derecho al voto a millones de ciudadanos elegibles, afectando especialmente a comunidades históricamente marginadas, como votantes de color, ciudadanos naturalizados, personas con discapacidad y ancianos.
