El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de nuevos aranceles a las importaciones de automóviles, programados para entrar en vigor el 2 de abril de 2025. Esta medida forma parte de una serie de acciones comerciales que incluyen un arancel del 10% a todas las importaciones provenientes de China y propuestas de aranceles del 25% a productos de México, importaciones no energéticas de Canadá, así como a acero y aluminio, los cuales entrarían en vigor el 12 de marzo.
Trump justifica estas acciones como una forma de nivelar el campo de juego para los productos estadounidenses y revitalizar la manufactura en el país. Sin embargo, estas medidas han generado preocupación entre las empresas y expertos económicos, quienes advierten sobre posibles aumentos en los precios y tensiones comerciales adicionales.
En particular, la industria automotriz se ve afectada, ya que los vehículos fabricados en México y Canadá podrían enfrentar un incremento de aproximadamente 3,000 dólares en su precio para los consumidores estadounidenses. Esto podría resultar en una disminución de hasta un millón de unidades vendidas en Estados Unidos.
Además, la interconexión de la cadena de suministro automotriz en América del Norte implica que muchas autopartes cruzan las fronteras múltiples veces antes de que un vehículo esté completamente ensamblado. Por lo tanto, estos aranceles podrían aumentar significativamente los costos de producción y afectar la competitividad de la industria en la región.