En varias ciudades de Estados Unidos, incluidas Los Ángeles y Austin, la intensificación de las redadas migratorias ha desencadenado una ola de protestas ciudadanas que claman por el fin de las operaciones del ICE. El ambiente ha sido tenso: en Los Ángeles se impuso un toque de queda tras cientos de arrestos, mientras en Texas—en Austin y San Antonio—miles se manifestaron en apoyo a esta causa, pintando carteles con consignas como “¡ICE, pa’ fuera!” .
El gobernador Greg Abbott respondió desplegando la Guardia Nacional en Texas, afirmando que las protestas pueden ser pacíficas, pero cualquier acto violento será arrestado. En California, la respuesta de la administración Trump ha sido aún más contundente: se movilizaron 2 000 guardias y 700 marines sin autorización estatal, lo que provocó un choque con las autoridades demócratas. El gobernador Newsom y la alcaldesa Bass incluso presentaron demandas para detener ese despliegue.
Esta crisis revela el profundo impacto de las redadas: el miedo se ha extendido por escuelas, centros de trabajo e incluso eventos sociales, y las inquietudes por los derechos civiles siguen en aumento . Se han organizado marchas para el 14 de junio en Texas, lo que podría marcar una nueva etapa de movilización popular.