La ganadería de toros de lidia en México atraviesa una crisis sin precedentes. Ganaderos del país han alertado que, de no reactivarse las corridas tradicionales, esta especie podría extinguirse en menos de dos años. La falta de eventos taurinos con sangre ha generado pérdidas económicas insostenibles para quienes se dedican a la crianza de estos animales.
Según los criadores, la crianza de un toro de lidia requiere entre cuatro y cinco años de cuidados especiales y representa una inversión considerable que solo se recupera si el animal participa en una corrida. Sin estos ingresos, los ganaderos enfrentan la imposibilidad de mantener las dehesas.
Ante esta situación, algunos sectores han comenzado a promover corridas “sin sangre”, es decir, sin la muerte del toro, como una alternativa para preservar la tradición y proteger a la especie. Sin embargo, los ganaderos advierten que esta modalidad no es suficiente para sostener económicamente la industria.