Un informe reciente reveló que México alberga 20 de las 50 ciudades más violentas a nivel global, consolidándose como uno de los países con mayores desafíos en materia de seguridad. De acuerdo con el estudio, diversas urbes mexicanas registran altos índices de homicidios, posicionándolas en los primeros lugares del ranking mundial.
Entre las ciudades más afectadas se encuentran Tijuana, Celaya, Ciudad Juárez y Zamora, donde la violencia está vinculada principalmente a disputas entre grupos del crimen organizado. Factores como el narcotráfico, la falta de presencia estatal efectiva y la corrupción han sido señalados como detonantes clave de esta crisis de seguridad.
El informe ha generado preocupación en distintos sectores de la sociedad y ha reavivado el debate sobre la estrategia de seguridad del gobierno. Mientras algunos expertos exigen un cambio en la política de combate al crimen, otros advierten que las soluciones deben abordar también las causas estructurales de la violencia, como la pobreza y la falta de oportunidades.
Ante esta situación, las autoridades han reiterado su compromiso de fortalecer las acciones contra el crimen organizado y mejorar la coordinación entre los distintos niveles de gobierno. Sin embargo, el desafío sigue siendo enorme, y la demanda de la ciudadanía por mayor seguridad continúa en aumento.