Después de más de tres décadas en prisión por el asesinato de sus padres en 1989, Lyle y Erik Menéndez podrían quedar en libertad condicional. El juez Michael Jesic redujo su condena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional a una pena de entre 50 años y cadena perpetua, permitiéndoles solicitar una audiencia para salir en libertad provisional.
Durante la audiencia, ambos hermanos expresaron remordimiento por sus acciones. Lyle manifestó una “profunda vergüenza” por su comportamiento pasado, mientras que Erik asumió toda la responsabilidad por el crimen, detallando su participación en el asesinato de sus padres.
El caso ha recobrado notoriedad pública recientemente, en parte debido a una serie de Netflix que presenta su historia. Además, se están considerando otras vías legales, como una petición de habeas corpus basada en nuevas pruebas y posibles audiencias de clemencia programadas para junio.