La noche del viernes, Estados Unidos llevó a cabo más de 70 bombardeos dirigidos a diversas posiciones de los rebeldes hutíes en Yemen, resultando en la muerte de al menos un civil, según informó la cadena Al Masirah, controlada por los insurgentes. Los ataques se concentraron en áreas clave de la capital, Saná, y en las provincias de Saada, Al Jawf y Marib.
En Saná, ocho ataques aéreos impactaron los cuarteles de Al Sawad, ubicados en las afueras al sur de la ciudad, una zona conocida por albergar posiciones militares estratégicas de los rebeldes. En la provincia de Saada, bastión del movimiento hutí en el norte del país, se registraron 14 bombardeos en los alrededores de su capital, resultando en la muerte de un civil y varios heridos.
Estos ataques forman parte de una campaña más amplia y agresiva bajo la administración del presidente Donald Trump, superando en alcance a las operaciones realizadas durante el mandato de su predecesor. El objetivo declarado es disuadir a los hutíes, respaldados por Irán, de continuar sus ataques contra la navegación en el mar Rojo y de lanzar misiles balísticos hacia Israel.