Tras la ratificación de su sentencia a seis años de prisión por corrupción, Cristina Fernández de Kirchner arremetió contra la Corte Suprema de Argentina, calificando a sus integrantes como “monigotes que obedecen a los mandos del poder económico y mediático”.
La exmandataria aseguró que la condena forma parte de una persecución política que busca inhabilitarla de cara a las próximas elecciones. Insistió en que no se le juzga por delitos reales, sino por su liderazgo y por enfrentar a los intereses que hoy dominan la política argentina.
Fernández advirtió que el fallo no solo afecta su carrera, sino que socava la democracia al permitir que el Poder Judicial sea utilizado como herramienta de disciplinamiento político. También dejó entrever que recurrirá a instancias internacionales para apelar la decisión.