La Casa Blanca ha anunciado una serie de nuevas reglas para las conferencias de prensa que limitarán la participación de los medios y otorgarán al equipo del presidente Donald Trump la facultad de decidir qué reporteros podrán hacer preguntas. Esta medida, que ha sido calificada como “sin precedentes” por expertos en comunicación, ha generado un intenso debate sobre la libertad de prensa y la transparencia en el gobierno.
Según el nuevo protocolo, los asesores de Trump seleccionarán previamente a los periodistas que podrán intervenir durante las conferencias, lo que ha levantado críticas por parte de organizaciones de medios y defensores de la libertad de expresión. “Esto es un intento claro de controlar el mensaje y evitar preguntas incómodas”, afirmó un representante de una asociación de periodistas.
La administración Trump ha defendido la medida, argumentando que busca “optimizar el tiempo” y garantizar que las preguntas sean “relevantes y productivas”. Sin embargo, muchos ven esta decisión como un intento de limitar el escrutinio mediático y evitar cuestionamientos sobre temas polémicos. “Es una estrategia para controlar la narrativa y reducir la rendición de cuentas”, señaló un analista político.
Esta no es la primera vez que la administración Trump entra en conflicto con la prensa. Desde el inicio de su mandato, el presidente ha mantenido una relación tensa con varios medios de comunicación, a los que ha calificado en repetidas ocasiones como “fake news”. Con esta nueva medida, las tensiones entre la Casa Blanca y los medios podrían escalar aún más, generando preocupación sobre el futuro de la libertad de prensa en Estados Unidos.