Diversos colectivos ciudadanos y activistas han exigido públicamente que Gerardo Fernández Noroña renuncie tras una serie de declaraciones y acciones consideradas ofensivas o inapropiadas, especialmente hacia figuras públicas contrarias a él.
Señalan que su conducta reciente —como cuestionamientos sobre los hallazgos en el rancho Izaguirre y comentarios sobre periodistas— ha dañado la imagen del Congreso y debilitado la confianza en los representantes populares, incluso dentro de su propio partido.
A la exigencia se sumaron solicitudes formales ante órganos parlamentarios y redes sociales exigiendo que su líder de grupo en San Lázaro renuncie, argumentando que sus actos rebasan los límites del debate político y transgreden el código de conducta esperado en cargos públicos.