La administración de Donald Trump ha intensificado su ofensiva contra la Universidad de Harvard al anunciar un recorte adicional de 450 millones de dólares en subvenciones federales, sumándose a los 2,200 millones ya congelados. El gobierno acusa a Harvard de no abordar adecuadamente el antisemitismo y la discriminación racial en su campus.
El Grupo de Trabajo Conjunto para Combatir el Antisemitismo, impulsado por Trump, denuncia que estudiantes judíos sufren intimidación sin respuesta efectiva de la universidad. Además, la Casa Blanca exige que Harvard limite la autonomía estudiantil, denuncie a estudiantes extranjeros infractores, elimine las iniciativas DEI (diversidad, equidad e inclusión) y contrate supervisores que garanticen equilibrio ideológico.
El rector Alan Garber se ha opuesto firmemente, defendiendo la autonomía académica y cuestionando la injerencia gubernamental. La universidad ha llevado el caso a los tribunales y se espera una audiencia en julio. Al mismo tiempo, Harvard enfrenta investigaciones por supuestas violaciones de derechos civiles relacionadas con protestas propalestinas y prácticas editoriales de la Harvard Law Review.
