Un terremoto de magnitud 7.7 sacudió el sudeste asiático el pasado viernes, causando la muerte de más de 2,000 personas en Myanmar y afectando a países vecinos como Tailandia. En la ciudad de Mandalay, Myanmar, los equipos de rescate lograron salvar a varios sobrevivientes, incluyendo a una mujer embarazada y una niña, de entre los escombros de edificios colapsados.
En Bangkok, Tailandia, las autoridades detectaron señales de vida en las ruinas de un rascacielos que colapsó durante el sismo. El subgobernador de Bangkok, Tavida Kamolvej, indicó que los equipos de rescate están trabajando contrarreloj para acceder a las áreas donde se perciben estas señales, conscientes de que las posibilidades de supervivencia disminuyen después de 72 horas.
La situación en Myanmar se complica debido al conflicto civil que vive el país desde el golpe de Estado militar en 2021, dificultando los esfuerzos de rescate y asistencia a los afectados por el terremoto. Organizaciones internacionales han solicitado un alto el fuego inmediato para facilitar las labores humanitarias y de socorro en las zonas más afectadas.