La reciente implementación de aranceles por parte de China sobre productos agrícolas de Estados Unidos ha intensificado la guerra comercial entre ambas naciones. A partir del 10 de marzo de 2025, China ha aplicado un 15% de arancel adicional a importaciones estadounidenses de pollo, trigo, maíz y algodón, y un 10% a productos como soya, carne de cerdo, carne de vacuno, productos acuáticos, frutas y lácteos.
Esta medida es una respuesta directa a los aranceles previamente impuestos por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien elevó las tarifas a las importaciones chinas hasta un 20%.
China ha expresado que considera la justificación de Trump sobre el tráfico de fentanilo como un “pretexto”, destacando que su política antidrogas es una de las más estrictas del mundo.
El sector agropecuario estadounidense, que tiene en China uno de sus principales destinos de exportación, se ve especialmente afectado por estas medidas. En 2024, China importó 13.76 millones de toneladas de maíz, de las cuales 2.07 millones procedieron de Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años, Brasil y Ucrania han superado a Estados Unidos como principales proveedores de maíz a China.
Analistas advierten que estas acciones podrían tener repercusiones significativas en las economías de ambos países y en el comercio global. La creciente incertidumbre económica y las tensiones comerciales podrían afectar la competitividad de los productos agrícolas estadounidenses en el mercado chino y generar fluctuaciones en los precios internacionales.