En su primera reunión de gabinete tras asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump afirmó que no tiene intención de detener los aranceles impuestos a México y Canadá. El mandatario reiteró su postura de que ambos países deben cumplir con los acuerdos comerciales y fortalecer sus medidas de seguridad para evitar sanciones económicas.
Trump señaló que los aranceles, implementados como parte de su estrategia para proteger los intereses comerciales y de seguridad de Estados Unidos, son una herramienta necesaria para garantizar que México y Canadá cumplan con sus compromisos. Además, criticó lo que describió como “prácticas desleales” en el comercio internacional y la falta de control en la frontera sur.
La declaración de Trump ha generado preocupación en México y Canadá, países que han buscado mantener una relación comercial estable con Estados Unidos bajo el marco del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Ambos gobiernos han expresado su disposición al diálogo, pero también han advertido sobre las consecuencias negativas que los aranceles podrían tener para las economías de la región.
Durante la reunión de gabinete, Trump también abordó otros temas prioritarios de su agenda, como la seguridad fronteriza, la creación de empleos y la renegociación de tratados comerciales. Sin embargo, sus comentarios sobre los aranceles dominaron la conversación, reflejando la importancia que el tema tiene en su política exterior.
Analistas internacionales han señalado que la postura de Trump podría complicar las relaciones trilaterales y afectar sectores clave como la industria automotriz, la agricultura y la energía. Mientras tanto, México y Canadá evalúan sus opciones para responder a las medidas arancelarias y proteger sus economías.
La firmeza de Trump en este tema marca el tono de su nueva administración y sugiere que los aranceles seguirán siendo una herramienta central en su estrategia comercial y de seguridad.