Una niña de 11 años en Texas se quitó la vida luego de haber sido víctima de acoso escolar, donde compañeros la amenazaban con llamar a las autoridades migratorias. El caso ha generado indignación y reabierto el debate sobre el bullying y la vulnerabilidad de los menores en comunidades migrantes.
De acuerdo con la familia, la menor había sido objeto de constantes burlas y agresiones en su escuela. Los agresores la intimidaban mencionando que reportarían a sus padres a las autoridades de inmigración, lo que le generó un profundo miedo y angustia. Pese a las advertencias a la escuela, no se tomaron medidas efectivas para frenar el acoso.
El caso ha conmocionado a organizaciones defensoras de derechos humanos y a la comunidad educativa, quienes han exigido una mayor intervención de las autoridades escolares para evitar que situaciones similares se repitan. “Las escuelas deben ser espacios seguros, no lugares donde el miedo empuje a los niños a decisiones extremas”, señaló un portavoz de una organización local.
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar posibles omisiones en la atención al caso. Mientras tanto, la familia de la menor pide justicia y medidas concretas para frenar el bullying en las escuelas, especialmente contra niños en situación de vulnerabilidad.