Miles de personas salieron nuevamente a las calles de Culiacán, Sinaloa, para protestar contra la creciente violencia e inseguridad que afecta a la ciudad. Vestidos de blanco como símbolo de paz, los manifestantes también exigieron la renuncia del gobernador Rubén Rocha Moya, acusado de presuntos vínculos con el narcotráfico.
La protesta, realizada por segunda vez en una semana, fue motivada por el reciente asesinato de Antonio Sarmiento y sus hijos Gael y Alexander, de 9 y 12 años, ocurrido el pasado 19 de enero a manos de presuntos integrantes de una organización criminal. El trágico incidente conmocionó a la comunidad y se convirtió en un llamado a la acción.
Durante la marcha, los asistentes quemaron una piñata con el rostro del gobernador y corearon consignas como “¡Fuera Rocha!” y “Sacaremos a ese güey de Sinaloa”, reflejando el hartazgo social. Algunos participantes advirtieron con incendiar el Palacio de Gobierno si sus demandas no eran atendidas.
“Esperamos que estas marchas sirvan de algo y nos den una respuesta precisa, congruente y firme. ¡No más violencia en Culiacán!”, expresó uno de los manifestantes.
Familiares de personas desaparecidas también participaron en la movilización, exigiendo apoyo para localizar a sus seres queridos. La protesta reunió a mujeres, hombres y niños, unidos en un clamor común por justicia y paz en la región.